¡Panama, yo amo tu gente! Amo a cada uno y cada una de ustedes. Son faciles de amar. Son amigables y nobles. Son tolerantes y honestos. Son muy pocos que se portan mal… ¡La gran mayoria se portan muy bien! Son pacificos al extremo. Se cuiden entre si, y proveen un lugar tranquilo y seguro para turistas de todas partes. Hay sonrisas por todos lados. Sus buenas intenciones son dificiles de esconder: un panameño cualquiera, al entrar en un restaurante, le desea «buen provecho» a todos los desconocidos sentados. Su calor humano está en otro nivel: la operadora telefónica de cualquiera empresa, sin conocerlo, le dice «con mucho gusto, mi amor…»
El Panameño es supremamente generoso. Compartiría con todos sus amigos, su ultima cerveza, hasta su ultimo centavo. ¡Y todos los Panameños son sus amigos! El Panameño siente hermandad con los demás, sin importar su raza o religion. La gente Panameña sabe perdonar y sabe volver a comenzar. Es un honor y un placer para mi, vivir rodeado de la gente panameña.
